Derecho a la información: El paciente debe ser informado de los detalles del problema por el que acude a la consulta. Estos detalles incluyen: un diagnóstico fisioterápico, un pronóstico que estime un tiempo para la solución del problema, y una explicación comprensible para el paciente de las posibles causas; siempre y cuando todos estos puntos se puedan establecer.

 

Derecho a la intimidad: El paciente tiene derecho a recibir tratamiento en un espacio individualizado y con el fisioterapeuta de su elección. De la misma manera se mantendrá la privacidad del paciente cuando este se encuentre en paños menores y se pedirá su consentimiento en caso de que el centro frecuente personal de prácticas y en el caso de la toma de fotografías o vídeo, aunque sea para el registro clínico.

 

Negarse a la opción de tratamiento: El paciente tiene derecho a negarse a la opción de tratamiento ofrecida por el centro si así lo considera, así como a la no realización del tratamiento por causa del terapeuta o del personal de prácticas.

 

Confidencialidad: El centro debe asegurar al paciente que toda la información aportada se preservará en un formato de confidencialidad que asegura la no distribución de datos sensibles. Estos pueden ser material multimedia, domicilios, historia clínica anterior, etc...

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Acceso a su registro clínico: el paciente tiene derecho a acceder a la información contenida en su registro clínico a través de un documento de solicitud y el tiempo establecido para ello.

 

Reclamaciones: el paciente tiene derecho a presentar quejas o reclamaciones formales al centro